ESPACIO
Siempre en busca de un espacio —llámese vital, físico, momentáneo, interior y un largo etcétera—, para poner distancia entre dos cosas. Y todo para qué. Pues para estar solo. Porqué no hay nada mejor que la soledad, entendida objetivamente, ese lugar donde el ser, puede ser precisamente eso: ser.
Se maneja la idea que "debemos conocer los libros como deberíamos conocer a las personas, sin prejuicios, sin expectativas excesivas, dispuestos asumir las consecuencias y los trastornos que una relación no superficial puede causar en nuestras vidas…", aunque al final de cuentas todo depende de uno mismo, de lo que se busque y del lugar donde se quiera estar, ya que, uno se crea la condiciones para lograrlo.
A veces no sirve de nada el correr, sino se tiene un sentido, aunque para llegar a tenerlo, hay que perderse, es decir, nadie nace sabio. En un principio todos nacemos encuerados y solos, esa es la esencia, la cual o a la cual aplicamos un poco de barniz, para tapar esa desnudez y esa soledad.
Tengo tiempo corriendo y aún no llego a ningún lado, tal vez nunca encuentre ese lugar, ese espacio, o a ese sentimiento de pertenencia y de estar. Todo es una evolución, un círculo, un giro continuo.
Días atrás, platicando con un amigo, el cual me decía que le hubiera gustado conocerme dos, tres años antes, para verme en acción; a lo cual le contesté, que realmente no, que no se lo recomendaba, que sólo tenía una imagen errónea de mi persona. Pero las personas son como las mulas: tercas. La única salida fue retomar algunos datos del pasado y enfrentarlo. La conclusión de un yo fue que: "no entendía razones andando en la borrachera" usaba bigote, chamarra de mezclilla y sombrero punteado, "Con una botella en la mano", gritaba ¡Viva La Furia! ¡Viva Jamé! "Porque era ranchero…, un hijo de buena mata, ...su rostro mal encachado", dejaba mujeres por donde quiera. "Un ranchero enamorado, que fue borracho, parrandero y jugador…, 'Ando borracho', les gritaba, 'y soy buen gallo'…, que se creyó de las mujeres consentido, y fue borracho, parrandero y jugador". Un simple corrido, una simple canción.
De lo único que estoy seguro en este momento, es que sigo en el camino de encontrar mi verdadero yo, aunque mi pasado está ahí, entre: ¡Cervezas, libros y puñetas! ¡Cervezas, libros y puñetas! ¡Arriba la facultad de letras! Una porra, una bella porra.
Se maneja la idea que "debemos conocer los libros como deberíamos conocer a las personas, sin prejuicios, sin expectativas excesivas, dispuestos asumir las consecuencias y los trastornos que una relación no superficial puede causar en nuestras vidas…", aunque al final de cuentas todo depende de uno mismo, de lo que se busque y del lugar donde se quiera estar, ya que, uno se crea la condiciones para lograrlo.
A veces no sirve de nada el correr, sino se tiene un sentido, aunque para llegar a tenerlo, hay que perderse, es decir, nadie nace sabio. En un principio todos nacemos encuerados y solos, esa es la esencia, la cual o a la cual aplicamos un poco de barniz, para tapar esa desnudez y esa soledad.
Tengo tiempo corriendo y aún no llego a ningún lado, tal vez nunca encuentre ese lugar, ese espacio, o a ese sentimiento de pertenencia y de estar. Todo es una evolución, un círculo, un giro continuo.
Días atrás, platicando con un amigo, el cual me decía que le hubiera gustado conocerme dos, tres años antes, para verme en acción; a lo cual le contesté, que realmente no, que no se lo recomendaba, que sólo tenía una imagen errónea de mi persona. Pero las personas son como las mulas: tercas. La única salida fue retomar algunos datos del pasado y enfrentarlo. La conclusión de un yo fue que: "no entendía razones andando en la borrachera" usaba bigote, chamarra de mezclilla y sombrero punteado, "Con una botella en la mano", gritaba ¡Viva La Furia! ¡Viva Jamé! "Porque era ranchero…, un hijo de buena mata, ...su rostro mal encachado", dejaba mujeres por donde quiera. "Un ranchero enamorado, que fue borracho, parrandero y jugador…, 'Ando borracho', les gritaba, 'y soy buen gallo'…, que se creyó de las mujeres consentido, y fue borracho, parrandero y jugador". Un simple corrido, una simple canción.
De lo único que estoy seguro en este momento, es que sigo en el camino de encontrar mi verdadero yo, aunque mi pasado está ahí, entre: ¡Cervezas, libros y puñetas! ¡Cervezas, libros y puñetas! ¡Arriba la facultad de letras! Una porra, una bella porra.
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