HEMORROIDES
Las hemorroides han vuelto a la carga, a su revolución de antaño.
Decidí volver por unos días a las noches de desvelo y de alcohol.
Pensé, tontamente, que las discusiones se habían ido, y no, no fue así, me las volví a topar. Quise huir, esconderme de ellas, pero me encontraron.
Y como siempre tuve que pelear.
Pero ahora sin pasión, sin ganas.
Simplemente respondí a sus cuestionamientos.
No me importó perder o ganar, con tal de que se fueran y me dejaran libre, con mi cerveza en la mano, con mi soledad, con mis penas.
Volví a sentir el vértigo, como las cosas toman otra proporción y el caminar, tambaleando, de un lado a otro.
También llegó el vómito, el dolor de estomago al querer desalojar por completo el licor, los problemas, la existencia: todo.
Una vez más regresé al baño, al retrete, a ese lugar de gozo y sufrimiento, a ese deposito de la esencia humana, donde aullé.
Hoy sólo quedan hemorroides.
Decidí volver por unos días a las noches de desvelo y de alcohol.
Pensé, tontamente, que las discusiones se habían ido, y no, no fue así, me las volví a topar. Quise huir, esconderme de ellas, pero me encontraron.
Y como siempre tuve que pelear.
Pero ahora sin pasión, sin ganas.
Simplemente respondí a sus cuestionamientos.
No me importó perder o ganar, con tal de que se fueran y me dejaran libre, con mi cerveza en la mano, con mi soledad, con mis penas.
Volví a sentir el vértigo, como las cosas toman otra proporción y el caminar, tambaleando, de un lado a otro.
También llegó el vómito, el dolor de estomago al querer desalojar por completo el licor, los problemas, la existencia: todo.
Una vez más regresé al baño, al retrete, a ese lugar de gozo y sufrimiento, a ese deposito de la esencia humana, donde aullé.
Hoy sólo quedan hemorroides.
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