UN TONTO DESEO

Mirando a las estrellas…
Cada anochecer buscaba la aparición
de la primera estrella para pedir un deseo
—un tonto deseo—.
La inmortalidad de todos mis seres queridos.
Se me comprimía el corazón pensar en su muerte.
Y un día sin querer se fue la mitad de mi vida.
Que tuve que enterrar seis metros bajo tierra.

De vez en cuando vuelvo a mirar al cielo
y recuerdo que pedía un tonto deseo.

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