DE NUEVO LA DEPRESIÓN...
Un amigo me comentó “que hay cosas que la gente no entiende”, donde sólo interfiere la naturaleza; no se puede hacer mucho para contrarrestarla, salvo estar preparado para resistir sus embates y después de que pase la tormenta tener un poco de calma, para no terminar internado o tomando pastillas con el psiquiátrico.
Pensé que éste año sería distinto, que podría soportar octubre y noviembre, aguante 15 días y para el 16 ya estaba amanecí deprimido, sin ganas de hacer nada y tratar de escapar como un lirón, en el sueño.
Y esperar que pase el día 30 de noviembre para despertar lleno de tranquilidad y caminar como siempre, con las mismas dudas, mis quejas, mi existencialismo, al igual en mi mundo de absurdos y mentiras.
Aunque hasta hoy he soportado no cortarme el pelo a rapa, perder el sentido en brazos del alcohol, caer en neurosis, ver demasiado cine y hundirme debajo de las sábanas y tratar de encontrar el origen de la caída.
Tengo 8 años con el mismo padecimiento, desde de 1999, todo empezó el mes de agosto del mismo año, pero el derrumbe ocurrió en octubre… y ya no pude meter el freno sólo aceptar que el 50 por ciento de mi existencia se iba por el desagüe.
Traté de refugiarme en varios cuerpos de mujer y sus caricias y no sirvió de mucho, sólo aumentar la soledad y la sensación de seguir cayendo en el vacío, en una espiral sin final y lejos de toda tranquilidad y esperanza de paz interna.
Al final —aunque todavía no llega el verdadero—, sólo acepté el devenir diario, seguir caminando entre caras y cuerpos grises, como mis pensamientos, y tomar de vez en cuando aire de la sierra de Jamé y ver como actúa la naturaleza.
Pensé que éste año sería distinto, que podría soportar octubre y noviembre, aguante 15 días y para el 16 ya estaba amanecí deprimido, sin ganas de hacer nada y tratar de escapar como un lirón, en el sueño.
Y esperar que pase el día 30 de noviembre para despertar lleno de tranquilidad y caminar como siempre, con las mismas dudas, mis quejas, mi existencialismo, al igual en mi mundo de absurdos y mentiras.
Aunque hasta hoy he soportado no cortarme el pelo a rapa, perder el sentido en brazos del alcohol, caer en neurosis, ver demasiado cine y hundirme debajo de las sábanas y tratar de encontrar el origen de la caída.
Tengo 8 años con el mismo padecimiento, desde de 1999, todo empezó el mes de agosto del mismo año, pero el derrumbe ocurrió en octubre… y ya no pude meter el freno sólo aceptar que el 50 por ciento de mi existencia se iba por el desagüe.
Traté de refugiarme en varios cuerpos de mujer y sus caricias y no sirvió de mucho, sólo aumentar la soledad y la sensación de seguir cayendo en el vacío, en una espiral sin final y lejos de toda tranquilidad y esperanza de paz interna.
Al final —aunque todavía no llega el verdadero—, sólo acepté el devenir diario, seguir caminando entre caras y cuerpos grises, como mis pensamientos, y tomar de vez en cuando aire de la sierra de Jamé y ver como actúa la naturaleza.
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