P 365: IV
A veces lo único que hay que entender es que estas desfasado.
Nunca hay que olvidar que estamos solos.
El poeta se perdió en sus ojos.
Cambio su atuendo y se llenó de soberbia.
Olvido que no tenía nada, que era la nada.
Dejó de buscar lo opuesto y acepto la conformidad.
Sin reclamar golpes, berrinches, agendas, palabras zalameras.
Cambio sus gafas por ceguedades nuevas.
Hoy busca las luces rojas en un cielo que no existe.
Se cerró la cueva, las plazas y moteles son sensaciones pasadas.
A lo lejos sólo se vislumbra la soledad, la montaña.
Nunca hay que olvidar que estamos solos.
El poeta se perdió en sus ojos.
Cambio su atuendo y se llenó de soberbia.
Olvido que no tenía nada, que era la nada.
Dejó de buscar lo opuesto y acepto la conformidad.
Sin reclamar golpes, berrinches, agendas, palabras zalameras.
Cambio sus gafas por ceguedades nuevas.
Hoy busca las luces rojas en un cielo que no existe.
Se cerró la cueva, las plazas y moteles son sensaciones pasadas.
A lo lejos sólo se vislumbra la soledad, la montaña.
Comentarios