METICHE

Para el Morita

Digamos que hace cinco o seis meses —por poner una fecha—, he aceptado la cotidianidad, la monotonía y todo esto entre comillas, claro esta.

Para explicarlo o dar un ejemplo mejor, si es que aplica así la forma de decirlo y escribirlo; decidí colgar las botas y los tachones en el armario, por consiguiente dejar a los amigos, la banda, las borracheras y otras cosas… lo que más me duele es el futbol, correr, correr, correr hasta quedar sin aliento; querer devolver el estomago, para ver fluir ese liquido amarillo con sabor amargo y de nuevo correr, defender, barrer, golpear, sí, golpear, golpear: ¡goooooooooool!

Pensé que convertirme en asceta, pero soy malo para eso. Por lo general ninguna filosofía me ha satisfecho lo suficiente hasta el momento, como para continuar en ella.

Convertí mis fines de semana en familiares (risas, yo mismo lo sé, pero bueno, y cayendo en una de las justificaciones e imágenes más cansadas: “Soy humano” —más risas, bueno carcajadas—.) —y no porque no me guste o lo disfrute, sino por el hecho de que nunca había tenido tiempo para ello—; cuidando hijos— aunque sólo sea por cinco segundo—; complaciendo un poco de lo mucho que le debo a mi vieja, mujer, compañera, amiga…

Cotidianidad, simple cotidianidad.
Un fin de semana tras otro.
Usemos esta frase: “Paz, paz, paz”, a ritmo foxiano; aplica en varios sentidos: sencillo y doble.

Hoy todo fue raro. Aunque antes tengo que regresarme al ayer, es decir, ayer y, cambiar todo, esta historia al pasado… no pienso incluir una fecha… supongamos que ayer fue viernes de… de… Okay, y hoy es sábado del mismo año.

Viernes a las diez de la noche recibí una llamada: “Favor de presentarse mañana a las diez y media en nuestras oficinas para presentar un examen, como requisito a próxima contratación”.

Toda la noche sin poder dormir, a pesar de haber programado el reloj biológico, Me tengo que levantar a las seis y media de la mañana, Listo. Pero como nada es perfecto y el tiempo no se detiene se me hizo tarde. Y cuando uno se levanta con el pie izquierdo todo sale mal.
Seis y media de la mañana. Levántate. Prende el boiler. Báñate. Arréglate. Vístete. Desayuna si puedes. Toma hartos líquidos, tienes que recuperar el litro de sangre que perdiste. Aborda transporte publico. Preséntate para posible contratación. Deja a Saramago en paz, aunque sea un rato. Saluda. Contesta, contesta, contesta, contesta. Termina. Fin. Se acabo. Adiós. “Nosotros le hablamos”.

Espero no haberme perdido, dentro de la historia de la historia… después de salir de tan fastidioso tramite, aparte de estresante y sumamente tedioso; tener que estar respondiendo que si me gusta esto o lo otro, que al negro blanco, arriba abajo; como escribir tangamandapio, supercalifragilisticoespiralidoso, esencia, etcétera…; inventar o reinventar el hilo negro. Yo sólo quería hablar de la fuga de los tomates a la Camelia la Texana y Emilio Varela, pero eso será para después…

Me encontré a Morita —hay quien dice que es Zamorita— en la calle: Qué pedo cabrón, Nariz, nariz, lombriz (que mal chiste o mala respuesta, pues la morita posee una nariz griega, es decir la nariz del inspector Gadget, algo prominente —digamos que Quevedo se inspiro en él en su soneto A una nariz: “Érase un hombre a una nariz pegado,/ érase una nariz superlativa…”—), Hace un chingo que no te veía, Igual, Desde la fiesta del Fadanelli, Así es mi querido Morita, Qué pedo, qué andas haciendo, Buscando líquidos, Y eso, Nomás, necesito recuperar alguna sangre que perdí…Adónde vas o qué pedo cabrón, A la casa, es lo más seguro y tú, Surtiendo unas cosas… Lo demás es fácil adivinar, imagínense a dos comadres de lavandero, chisme tras chisme, el amor a la humanidad, porqué la vida es así, etc…

Morita es un caso especial, por no decir excepcional, verdaderamente excepcional, los amigos más cercanos lo conocemos como un güey que siempre anda de y en trácalas, o por lo general atrás de lo que se mueva, es decir nenas, ladys, féminas, faldas —es la reencarnación del don Juan—; tal vez todo sea una imagen, pero es el Morita que conocemos, aparte de ser un defensor de las causas nobles y fiel enamorado de la humanidad, cabal a los principios de libertad y justicia, cosas así: dice ser un rojo, amén, sólo él sabe que pedorrín con eso…

Cabrón, cabrón, Morita, Morita, Acompañe a la casa de campaña de Julanito Pérez, Morita no entiendes, pero dale, ya que, Se va hacer, se va hacer, Espero… Mira, por aquí vivía un vieja con la que anduve…

Pinche Hugo para que frenas así, Es que una ñora me esta haciendo señas, Y a ti que te importa Morita, No seas mamilas, tal vez necesite ayuda, Nomás que no vaya a salir con que la golpearon o una jalada así.

Disculpe seño, le pasa algo, Vengan, vengan, me duele me duele, Que le duele señora, Aquí, aquí, Quiere que la llevemos al seguro, le hablamos a alguien, Sí, hija, aquí, sí. Tócale algún vecino para que nos diga que pedo, a ver si la conocen, Pinche Morita te lo dije, Anda cabrón. No Morita, no sale nadie de ningún lado, No mames, Mira hay vienen unos güeyes. Conocen a la seño, es que íbamos pasando por aquí y nos hizo señas para que la ayudáramos, Sí, sí la conocemos, pero eso se lo hace a todos, Pero dice que esta enferma, no tienes algún teléfono a quien hablarle. Doña Choña quiere que le hablemos a alguien, A mi hija. Yo le voy hablar a la Cruz Roja, Ya vamonos Morita, La seño no se puede quedar así, Déjala güey, No mames, imagina que un día te pase esto, Pues ni modo güey ya nos tocaba.

Cruz Roja… pueden venir por una persona… Nepomuceno 666… Repus Oriente… Ya vienen… Vamonos, No, Para que te quieres quedar, Hasta que no se la lleven y sepa que esta bien no me voy, Morita no entiendes, te pareces a Gabino Barrera: “Gabino Barrera no entendía razones/ andando en la borrachera…”, No mames.

No es que no tenga corazón, pero no me gusta ser metiche, cada cual, tiene, posee su soledad, esa carencia voluntaria o viceversa de compañía. Si no se quiere morir, no hay necesidad de andar fastidiando a terceras personas, ¿qué necesidad?, todos tenemos problemas.

A la señora la dejaron sola; sus hijos no quisieron saber más de ella. Es su madre, su progenitora ¿Y qué?, la abandonaron.

Morita esta triste, enojado, porque el mundo no debe girar así. Le digo que no podemos hacer más, sólo dejarlo así, que siga girando una vez y otra vez hasta el infinito.

¿Qué podemos hacer? Nada.

Tal vez la soledad sea distinta en cada persona.

En mi caso prefiero estar solo, todo lo hago solo… siempre estoy en un constante monologo; camino entre cuerpos y rostros, por calles desiertas, rara vez me doy cuenta si poseen vitalidad; encerrado en mí mismo… siempre he considerado la tierra, mi tierra —en caso de que pueda sentirla como mía, pues no es de nadie— como un lugar desierto, aunque tengo que aceptar que esta habitada por más seres, entes que imagino o que me imaginan a mi, tal vez ni siquiera existo… por otro lado soy un celoso, pues el tiempo no se detiene y hace que surja en mi interior la melancolía por no poder estar solo más tiempo, con mi soledad, mi soledad… tal vez lo único que se ha perdido es mi ser…

Es difícil, “molto” difícil entender la necesidad de alguien más… Una casa sola, con olor a moho, a podrido y porque no decirlo a viejo. Una señora sola con olor a moho, a podrido y porque no decirlo a viejo: es vieja. Una soledad entre mil. Una necesidad: hablar: No. Tener con quien hablar: Sí. Un morita en la calle, con olor a fresco, a limpio, a sano y porque no decirlo a joven —algo verde, pero joven—.

Para terminar, porqué estoy harto de esta historia:
Versiones extraoficiales dicen que Morita rapto a la Seño, se casaron y que viven muy felices, como en los cuentos de hadas.

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